El paso hacia la industrialización que comenzara a mediados del siglo XVIII marcó un antes y un después en el paisaje económico mundial, tanto demográficamente como a nivel paisajístico, literalmente. El actual panorama económico y la globalización avanzan a pasos agigantados hacia una anteposición del beneficio económico contra la preservación del medio ambiente y la gestión inteligente y sostenible de los recursos del planeta.
A pesar de que llevamos dos décadas escuchando discursos en busca de una solución para frenar este desastre, las estadísticas son tan veraces como desoladoras: la extinción de especies, la deforestación, la contaminación del aire y los océanos, el agotamiento de acuíferos, etc. continúan su avance a pasos cada vez más rápidos. Así lo revelaba el informe GEO-5 elaborado el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicado en 2012. Muchos de los cambios que se producen en los ecosistemas ya no son reversibles.
mapa de la deforestación amazónica. Fuente: esmateria.com |
Entre otros problemas, este informe señala que las emisiones contaminantes hacia la atmósfera se han reducido, pero no al ritmo pactado en la Cumbre de Copenhague de 2009 y, además, las conversaciones en la Convención Marco de Naciones Unidas no fructifican. Según la Agencia Internacional de la Energía aún se subvenciona un 5% más la energía fósil que las energías renovables.
La deforestación, especialmente en los trópicos, continúa siendo alarmante. Y en el caso de las reservas de agua dulce, si bien el objetivo de hacer llegar el agua potable a todas las personas está más cerca de lograrse, cabe señalar que aún existen más de dos millones de personas sin acceso a aguas depuradas, mientras que un 80% viven en zonas cuyo suministro de agua se encuentra amenazado.
Pero no todo el deterioro que se produce en nuestro planeta es producido por nosotros. Un poco más allá de las fronteras de nuestra atmósfera más cercana, también nos enfrentamos a un problema: la magnetosfera terrestre también está amenazada, ya que presenta grietas, como ya venía publicando la NASA en este artículo de 2008. En el tiempo en que el Sol se encuentra invirtiendo sus polos una gran tormenta solar podría alcanzar la Tierra y atravesar esas grietas, provocando daños en los satélites de comunicaciones y peligrosas exposiciones a la radiación.
fuente: Wikipedia |
Las dos sondas Themis lanzadas a la órbita terrestre y posteriormente redirigidas hacia la órbita lunar estudian precisamente la magnetosfera y cómo ésta es moldeada por la interacción con el viento solar. Además, pueden producirse cambios en el núcleo de la Tierra, originando nuevos volcanes y movimientos de la corteza.
fuente: NASA |
Después de esto es difícil no mantener la sensación de que el planeta se encuentra continuamente amenazado, tanto por el ser humano como por agentes externos como meteoritos o la mayor actividad solar en un momento en el que el escudo protector de la Tierra se ve debilitado. De hecho, Google Earth, la aplicación de Google que nos permite contemplar imágenes a escala de lugares concretos del planeta, nos ofrece una recopilación de imágenes de satélite que muestran los cambios sufridos por el planeta Tierra desde 1984, como la deforestación del Amazonas, la desecación del Lago Urmia, el retroceso del glaciar Columbia o el crecimiento artificial de la costa de Dubai.
Al menos, lo que no es imparable podemos detenerlo nosotros mismos, si queremos...
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