Cuando pensamos en el universo, nos imaginamos frecuentemente un vacío sonoro de paz y quietud; sin embargo otras veces asociamos las imágenes de auroras, estrellas, planetas y fenómenos espaciales con una música misteriosa. Las primeras notas que vienen a mi cabeza cuando visualizo imágenes del universo es la obra del compositor inglés
Gustav Holst, titulada
The Planets, compuesta por siete movimientos con los nombres de siete de los planetas del Sistema Solar: Marte, Venus, Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
Gustav Holst, The Planets: Saturn
Gustav Holst, The Planets: Neptune
También puedo asociar estas visiones del cosmos con los
Nocturnos de
Debussy:
Nubes, Fiestas o
El Mar.
Debussy: Claro de luna
Recurrente en la ambientación del oscuro vacío son las melodías creadas por el músico
Mike Oldfield en su disco
Songs of Distant Earth, sinfonía electrónica inspirada tras la lectura del libro de Arthur C. Clarke con el mismo nombre, y autor también de
2001: Una odisea en el espacio. El libro trata del fin del Sistema Solar y de la posterior búsqueda de un nuevo lugar en el universo donde los seres vivos puedan establecer una nueva civilización.
Mike Oldfield: Songs of Distant Earth
Pero quizá la música del espacio por excelencia sea la del conocido compositor francés de música electrónica
Jean Michel Jarre, cuya obra más conocida es
Oxygène o su posterior
Equinoxe, sin olvidar
Les Chants Magnétiques publicada en 1981 y donde utilizó por primera vez un sintetizador digital: el Fairlight CMI.
Jean Michel Jarre: Oxygène 4